Experiencias
nuevas refuerzan viejos recuerdos
Recordamos
mejor sucesos en apariencia banales si más tarde resultan ser importantes.
Reas, Emilie
ISTOCK
¿A qué responde un recuerdo duradero? Numerosas
investigaciones han demostrado que los acontecimientos importantes o muy
emotivos arraigan en nuestra memoria, mientras que los sucesos corrientes o
banales crean impresiones débiles que desaparecen con facilidad. ¿Qué ocurre
con las experiencias que en principio parecen desdeñables, pero que más tarde
resultan de importancia? Nuevos hallazgos indican que nuestros recuerdos
inicialmente débiles se conservan cierto tiempo en el cerebro y pueden
reforzarse durante ese período.
En el
reciente estudio, publicado en Nature,
psicólogos de la Universidad de Nueva York mostraron a 119 probandos imágenes
de animales y herramientas. Unos minutos después, volvieron a enseñarles las
fotografías, pero esta vez las acompañaron de una descarga eléctrica, bien en
el caso de animales bien en el de herramientas. A continuación, los
investigadores preguntaron a los probandos qué recordaban.
Repitieron la prueba de evaluación al cabo de seis horas y
al día siguiente. Observaron que los sujetos recordaban mejor la primera serie
de imágenes neutras si pertenecían a la misma categoría (herramienta o animal)
que había ido acompañada de una descarga eléctrica en la segunda tanda.
Estas observaciones sugieren que, aunque un suceso no parezca
importante cuando acontece, una señal posterior, indicativa de que la
experiencia es relevante, puede reforzar el recuerdo. Aunque este efecto no se
ha demostrado aún fuera del laboratorio, los investigadores estiman que
acontece con frecuencia en la vida diaria. Imagine usted que le presentan
varias personas en una reunión por videoconferencia. Días después, durante una
entrevista de trabajo, descubre que uno de esos individuos forma parte del
comité de contratación. De pronto, recuerda los detalles de la conversación en
línea que mantuvo con esa persona, mientras que la charla que sostuvo con los
demás se esfuma de su cabeza con el tiempo.
Joseph Dunsmoor, autor principal del estudio, confía en que,
además de las descargas eléctricas, el reconocimiento económico o verbal logre
el mismo efecto.
Fuente:
Nature, vol. 520, págs. 345-348, 2015
Prefiero la estimulación monetaria y el reconocimiento jejeje
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